Diálogo 5

Situación:

Carmen y Juan están hablando en la residencia. Carmen le pregunta sobre aspectos de su vida personal, su primera experiencia laboral, y cómo conoció a su mujer. Carmen quiere que los residentes hablen de ellos mismos porque es consciente de la importancia de recordar su propio pasado.

Personajes:

Carmen: la cuidadora

Juan: residente

Lugar: en el salón de la residencia

Carmen: Buenos días, Juan.
Juan: Buenos días, Carmen.
Carmen: ¿Qué tal tu comida?
Juan: Muy bien, muy rica. Ya sabes que me gusta mucho la carne con verduras.
Carmen: ¿Qué estabas leyendo?
Juan: Pues, un libro de una historia de unas jóvenes que trabajan en un molino. La verdad es que es muy interesante. Pero hay que ver la de horas que trabajaban. Bueno, además aquellas son bastante jóvenes.
Carmen : ¿Y tú, con qué edad empezaste a trabajar?
Carmen: Con catorce años. Ma era una edad normal en aquella época.
Juan: No, no teníamos suficiente dinero para irnos de vacaciones. La mayoría de la gente no tenía mucho dinero en aquella época.
Carmen: ¿Me podrías contar tu primer día de trabajo?
Juan : Sí. Me gusta hablar de ello. Tenía catorce años. El viernes terminé la escuela y el lunes empecé a trabajar.
Carmen : Entonces, ¿no tuviste tiempo para disfrutar casi, no?
Juan : No, no teníamos dinero para irnos de vacaciones. En aquella época poca gente tenía dinero.
Carmen: ¿Qué trabajaste?
Juan: Trabajé en la fábrica “La Escasa”, fabricábamos neumáticos para coches y bicicletas. Mi madre estuvo treinta años, desde que terminó el colegio hasta los catorce.
Carmen: Ah, entonces ¿fue tu madre la que te dijo de trabajar allí?
Juan: Sí, dijo que si hubiese sido un trabajo bueno para ella, también lo sería para mí.
Carmen: Y ¿cómo fue el primer día?
Juan: Pues, yo había ido una semana antes. Ya conocía al encargado, mi jefe a el Sr. Antonio. Creo que al principio no le caía muy bien.
Carmen: Ah, ¿sí? ¿Por qué?
Juan: Teníamos que estar allí a las 6 de la mañana; era muy pronto para mí. Había que hacer 60 neumáticos a la hora, me costó mucho a la primera serie…
Carmen: Parece un trabajo muy duro.
Juan : Sobre todo al principio. Una vez que te acostumbras a la máquina, sale más fácil. Pero la verdad es que trabajé mucho al principio. Me fue muy duro. El Sr. Antonio vino a ver el trabajo que había hecho. Todos habían hecho 250 neumáticos y yo 120.
Carmen: ¿Y qué paso entonces?
Juan: Me dijo que era la persona más lenta que había conocido. Que trabajaba más rápido o…
Carmen: ¿Qué quería decir?
Juan: Que perdería el trabajo.
Carmen: ¿Te molestó?
Juan : Sí. Había trabajado muy duro toda la mañana. Y la máquina se me paró al mediodía.
Carmen: ¿Y qué pasó entonces?
Juan : Uno de los compañeros se sentó conmigo. Se llamaba Julio y me dijo que siempre el Sr. Antonio se portaba así con todos los empleados nuevos. Que no era nada personal contra mí.
Carmen: ¿Te sentiste mejor, no?
Juan : Sí, la verdad. Pensaba dejar el trabajo cuando me echó la bronca.
Carmen: Pero no lo hiciste, ¿verdad?
Juan : No, me quedé veinte años más en la fábrica trabajando. Al volver de la comida, estaba la máquina arreglada y el Sr. Antonio allí.
Carmen: Y ¿qué te dijo?
Juan : Nada. Antes de que me empezara a decir algo, Julio le dijo que me dejara en paz y que si tenía algún problema él me ayudaría.
Carmen: ¿Y conseguiste la cantidad asignada?
Juan: No, el principio no. Pero Julio me daba algunos neumáticos para completar mi lote.
Carmen : ¡Qué buen compañero!
Juan: Sí, después de un tiempo, cuando ya cogí rapidez, hice lo mismo con unos empleados nuevos.
Carmen: ¿Conociste allí a tu mujer?
Juan: Pues sí. Llevaba allí dos años trabajando.
Carmen: Y ¿cómo fue? ¿La invitaste ir al cine?
Juan: Sí, la invité, pero me rechazó varias veces. No tenía muy claro si quería ser novia formal mía.
Carmen: ¿Novia formal?
Juan: Bueno, era como antes se llamaba a las novias.
Carmen: ¿Y cuándo os casasteis?
Juan: Pues, cuando tenía dieciocho años. Mi matrimonio ha durado cincuenta años.
Carmen: Eso es mucho tiempo.
Juan: Pues sí. Pero mi mujer me dijo que nada más verme el primer día en el trabajo ya pensó que iba a casarse conmigo.
Carmen: ¡Qué bonito!
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